Después de andar todo el día con los pies encerrados y atrapados en los zapatos. ¿Existe mayor placer que descalzarse y disfrutar de un paseo descalzo sobre la arena o la hierba? Normalmente los zapatos en los hombres son estructuras duras y rígidas y las zapatillas de deporte son en su mayoría hechas de materiales plásticos y poco transpirables. En las mujeres los zapatos son caprichosos objetos concebidos para seguir una moda o agradar a la vista, conllevando muchas veces dolores innecesarios.
Al descalzarnos experimentamos una agradable sensación de alivio y libertad. Al caminar sobre la arena descalzos nuestros pies reciben un masaje. Todo nuestro cuerpo está conectado, caminando en contacto con la Tierra nuestro cuerpo energético se activa y se recarga. Los chakras, que tienen su reflejo también en nuestro pie, se recargan, se equilibran.
Es un acto preventivo y curativo, ya que favorece la circulación, fortalece la musculatura, previene infecciones, flexibiliza las venas. Estos beneficios se obtienen simplemente con cierta constancia y si diariamente adquirimos la costumbre andar entre 15 y 25 minutos, andando descalzos, nos conectamos con el sentido sagrado de la vida.
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