miércoles, 21 de julio de 2010

El Alma y la Unidad en la Salud Humana según el Dr. Bach




Edward Bach, en su filosofía de la curación con las flores nos habla de la posibilidad de curarnos nosotros mismos. Nos dice que la personalidad sin conflictos es ajena a la enfermedad.
¿Cómo lograrlo?
Buscando en nuestro comportamiento los defectos que nos hacen actuar contra la unidad, es decir atentar contra los demás o contra nosotros mismos, y aquellas actitudes opuestas a los dictados del alma.
En el pensamiento sereno y en la meditación, fuera del apoyo de los buenos consejeros- dice en su libro Cúrese Usted Mismo- llegamos a un ambiente de paz y sosiego, permitiendo a nuestra alma hablarnos a través de la conciencia y la intuición, alimentando nuestro corazón con el deseo sincero de servir a la humanidad, y trabajar siguiendo los dictados del alma, descubriendo el defecto oculto.
Descubierto el defecto no debemos luchar contra él, gastando gran dosis de la energía, sino desarrollar firmemente la virtud contraria. Al hacer lo primero- enfatiza- estaríamos concentrándonos en el mal, al poner toda nuestra atención en él, pudiendo surgir con más bríos, “aquello en que te concentras se expande”.
La verdadera victoria se da al enfocarnos en la virtud y olvidar, así, el defecto, éste desaparece ante la sombra de la aumentada virtud.
De este modo, el defecto de la crueldad es combatido con el desarrollo de la compasión hacia los demás, evitando toda acción dañina a otro. No olvidar que a nosotros también nos está prohibido hacernos daño porque somos parte de la unidad.
Otro factor de éxito es contemplar la vida y la existencia con la mayor paciencia, considerando como una aventura gozosa el paso por este mundo.
Para Bach el materialismo es una de las mayores influencias en el aburrimiento y la auténtica felicidad. Nos dice que los placeres terrenos sólo proporcionan un alivio temporal al padecimiento y las dificultades, volviéndonos dependientes de ellos para escapar a nuestros reveses, haciéndonos insaciables en la búsqueda de diversión, del rejuvenecimiento y los placeres sensuales.
Afirma que si conociéramos la verdad de nuestra Divinidad nuestra misión en el mundo, la alegría de obtener experiencia y ayudar a los demás, encontraríamos el antídoto al aburrimiento interesándonos activa y vivamente por todo lo que nos rodea, aprendiendo de los semejantes y de los avatares de la vida. Las cosas más sencillas están más cerca de la verdad y proporcionan el placer más real.
Siguiendo en sus planteamientos, sobre la salud y la enfermedad, nos dice que la renuncia y la resignación nos convierten en pasajeros pasivos en el viaje de la vida, abriendo la puerta a las influencias externas, las cuales hubieran encontrado la puerta cerrada si viviéramos la vida con alegría y espíritu de aventura. Tanto en las montañas como en los valles, en la ciudad como en el humilde caserío rural, hay que convertir la vida en una aventura apasionante, armonizando el conocimiento con el alma y la gran unidad.
Otra ayuda para la salud es desechar el miedo. No es posible que éste tenga cabida en nosotros si somos conscientes de la Divinidad interna, inconquistable e inmortal. Nosotros, hijos de Dios, no tenemos nada de que temer.
Ese miedo se ve acrecentado por el materialismo al cuidar las cosas terrenas y el propio cuerpo, todo pasajero y difícil de conservar, de lograrlo es tan sólo en un breve lapso.
El miedo a la enfermedad aumenta el gran poder de daño, lo cual responde al egoísmo. Si nos preocupamos por el bienestar de los demás dejaríamos de sentir aprensión a la enfermedad personal. Las peores epidemias solo afectan a algunos de los expuestos, demostrando que la causa de la enfermedad se encuentra en la personalidad.
Concluye el Doctor Bach que si llevamos la armonía a nuestra personalidad no tenemos porqué anticipar la enfermedad ni temer que nos caiga un rayo.
El cuerpo es la morada terrenal del alma mientras hace su tránsito por el planeta tierra, adquiriendo conocimiento y experiencia. Para la limpieza del cuerpo se recomienda el baño renovado con agua fresca o tibia y poco jabón. Para la dieta alimentaria elegir alimentos limpios y completos, lo más frescos posible y frutas naturales, verdura y frutas secas y frescas, evitando la carne animal, ingerir mucho líquido, agua y vinos naturales. El sueño no debe ser excesivo. Los baños al de sol y de agua son grandes fuentes de salud.
Estimular la alegría y evitar la opresión de la duda y la depresión, recordando que nuestra alma es dicha y felicidad, nos lleva al equilibrio y bienestar.

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